En ocasión de un juicio penal en curso por la denuncia de abuso sexual de parte del padre a su hija Milagros, una nena de 7 años, hace una consulta la madre. El motivo de la misma es que desea incluirme como perito de parte en el juicio. Está preocupada por el ‘supuesto poder’ del abusador: “va a pagar para ganar el juicio”; la inquieta su novedosa actitud y dice :”mi marido me dijo que me va a hacer pagar caro por lo que hice (se refiere a la denuncia). Me dijo:  “vas a ver como vas a terminar! y que no me  va a mantener mas”. Esta mujer refiere no haber advertido ninguna situación irregular antes de saber sobre las prácticas sexuales del padre con su hija. La única conducta que se reprocha, es que durante los fines de semana que el padre se llevaba las hijas a un campo a pasear, se angustiaba y para aliviarse si iba al casino a jugar “para distraerme”.

La situación de abuso de esta nena fue conocida en la escuela, a partir de juegos llamativos entre Milagros y Malena (compañeras de grado) de 7 años; y Madona y Romina de 4 años;  hermanas menores de ellas, y compañeras de jardin. Un día la mamá de Romina (4 a)  se encontró con que su hija tenia la bombacha puesta del lado del revés. Cuando le preguntó sobre lo ocurrido, esta nena le responde: “es que jugamos con Madona a chuparnos la cola cuando vamos a hacer pipí. A ella se lo enseñó Milagros”.

Esta mamá relata lo ocurrido a la madre de Milagros y pide explicaciones; pero Milagros llora cuando se le pide que hable de lo que pasó y porque ocurrió: no emite ninguna palabra. Durante varios días se le hacen preguntas que no contesta, no sale de la habitación, no quiere ir a la escuela, no probó la comida….hasta que otra señora, amiga de la familia materna logra acercarse a ella y que le cuente algunas cosas. Dice: “eran juegos que hacíamos desde hace mucho con papá”…”pero no me acuerdo bien como eran, él se debe acordar”…Esta mujer le pide entonces, que le dibuje a su mamá lo que pasó, asi no tiene que hablar de eso, ya que no tiene ganas y no le gusta.

Transcribo la viñeta que consta de una breve secuencia de dibujos y expresiones, que Milagros hizo para su mamá (y que están incluídos en el expediente del juicio):

1º- Los gráficos son figuras/palito que representan a dos personas: una tiene la espuma (de baño) y la otra tiene un círculo que marca la zona genital.  Se acompaña con las frases: “Cuando papá me baña me enjabona 2 segundos la cola” …” me enjabonó 5 segundos la cola”…”me enjabonó 5 segundos la vagina” y agrega un cuenta de sumar: 12 + 5+ 5 +5 = 37
 
2º- Hay más figuras/palito; una está tachada, más dos pequeñas y una ‘femenina’ (con la forma de pelo de mujer) acompañada de la frase: “me besó la cola cuando estaba dormida”. El dibujo tiene remarcada la zona genital con un círculo, junto con la letra ZZZZZZZZZZZZ….” y la frase: “No estoy segura del beso, lo voy a ver cuando hable con la Dra”….
3º-Otra hoja escrita donde dice: “ No se si fue papá y todavia pienso en mi sueño que no me gustó nada…Te acordás de que papá me mordió la cola? Eso tampoco me gustó nada. No se quién fue el de los besos en la chuchi, pero creo que fue papá. Y Malena (compañerita)  me pellizca la cola; y  Madona (la hermanita) una sola vez me tocó la chuchi. Yo no sabia que eso estaba mal y que se hace cuando uno es grande”
4º- Otro dibujo titulado:  ‘Lo que pasó’ con un dibujo en la parte superior izquierda (sigue la figura palito) que a la altura de la entrepierna, tiene otra cabeza superpuesta con pelo de mujer. Se acompaña de la frase: “una chica le está chupando  el pene al chico…lo soñe 3 veces” En la parte inferior de la hoja una frase que dice: “mamá, a mi me eso gustaba… soñar, porque no sabía que estaba tan mal”. Se acompaña con otro dibujo pequeño que parece un pene, (no está muy claro); con figuras palito muy chiquitas y con la inscripción: yo lo soñe 3 veces.
Cambian los gráficos (ya no son figuras palito) Hay otro dibujo con hoja apaisada, de toda la hoja con dos figuras de mujeres caminando juntas; con árboles a ambos lados que tienen un agujero en su tronco . Dice “Mamá y Milagros”
6º- Otro dibujo con hoja apaisada, de toda la hoja con una figura vestida de mujer sin pelo ni manos, ni  pies, entre dos cuerdas, sujetas a árboles de ambos lados que también tienen un agujero en su tronco y que dice “Para Mamá”. Este gráfico está realizado con poca presión en el trazo y con transparencias.

Circunstancias como las descriptas, son destituyentes de la  subjetividad de quien las padece. Cuando ocurre el abuso sexual intrafamiliar, el daño que se produce es mudo y sordo ya que faltan las palabras, y en cambio sobran los actos invasores del hijo/sujeto diferente, que es tratado como extensión del universo parental, sin reconocer diferencia alguna.

Semejante suceso, equivale a la muerte de la infancia, y en su lugar se instala una erotización que conlleva sentimientos de odio y excitación. El mecanismo con que opera el psiquismo es la disociación. En el ejemplo aparece una actividad aparentemente desexualizada, como un juego infantil llevado a cabo con sus compañeritas y su hermana.

El otro privilegiado (madre – padre) da cuenta de la identidad, de la estructura psíquica y de la interioridad concomitante: en este caso está  pervertida esa relación. En los gráficos detallados (no figuras palito) de Milagros se advierte el agujero en el tronco de los árboles como el dato revelador de este proceso. El incesto consumado  da cuenta de otro funcionamiento psíquico, ligado al mundo del funcionamiento psicótico; con una doble vida, que implica secretos respecto del mundo exterior a la familia y actos llevados a cabo según leyes propias de ese grupo familiar. Un indicador incipiente se observa en las transparencias, la ausencia de manos, y pies (alusivas al sostén, al contacto) y con la cabeza (representante del psiquismo) indiferenciada; datos observables en el dibujo nº6.

El ASI (abuso sexual infantil) no es asimilable al maltrato físico, ya que se trata de un violencia aún mayor, con  otra cualidad y el daño ocasionado es múltiple: se extiende desde la confusión de roles, a la indiferenciación de lugares, al aislamiento como tendencia, al abandono parental y a la agresión relacional.

La familia se transforma   en paradojal, ya que se produce un pasaje del ámbito de cuidado y protección a otro de abandono y desamparo; y cobra envergadura la dificultad de distinguir entre el psiquismo propio, del otro (de la diferenciación sujeto/objeto).

Se instala el secreto formando parte del discurso, y el observable es de dos aconteceres: aquél que se muestra, y otro que se oculta. La confusión del menor aumenta en tanto recibe afecto y atención a cambio de su silencio: de la situación  abusiva y de las amenazas por parte del adulto abusador. Hay erotizoción temprana,  acompañada de conducta seductora ambigua.
Sabemos que la madre otorga significaciones: de lo placentero, de lo prohibido, de las necesidades, de los deseos. La función materna en estos casos, está ausente: la mamá del ejemplo no habia registrado ‘ninguna situación irregular’

La denuncia es fuente de muchas complicaciones ya que en el niño/a aparecen sensaciones de desintegración, culpa, vergüenza y miedo. Es la principal causa por la cual se revelan esos episodios desplazados en otro lugar y con otros personajes, en un intento de alejar lo ocurrido del escenario original. En el ejemplo citado ocurrió en la escuela, y se expresó a través de juegos con compañeritas con cierto ocultamiento, hasta su descubrimiento.

La denuncia también conlleva un valor simbólico: posibilita alguna defensa de la propia subjetividad, y la necesidad de descarga de esa tensión que no se puede tramitar. Milagros refiere: “eran juegos que hacíamos desde hace mucho con papá”. Es el efecto de la necesidad de descarga y significación, ya que se transformaron las ‘acciones secretas’ en  juegos entre pares.

En el menor que logra revelar la situación abusiva aparecen dos tendencias contrarias que se imponen con la misma intensidad:
a)buscar la salida de ese somentimiento: Milagros juega con su hermana y otras nenas hasta que dice: “creo que  fue papá”;
b)la tendencia al borramiento subjetivo: ante la presión de las preguntas que la llevarán a delatar a su padre dice:  “No se quién fue el de los besos en la chuchi…”

La subjetividad está escindida; la economía libidinal está trastocada y hay tendencia a la desinvestidura (a expulsar las nuevas investiduras). Se observa en la dificultad de mantener vínculos estables.
Las conductas autoagresivas constituirán la modalidad de búsqueda de nuevas inscripciones en un intento de ‘destruir’ esas huellas tanáticas.
 Respecto de la intervención profesional también se plantea una situación paradojal similar a la que se observa en el menor:
a)por un lado, la necesidad de realizar una intervención específica y rápida, en función de proteger a ese niño/a y detener el abuso;
b) y por otro, la limitación de la intervención adecuada, ya que la mayoría de las veces no se dispone de la opción legal (la prueba), sumado a la confusión y el miedo del menor. Y es necesario cuidar de que no se transforme en revictimización; ya que para los niños resulta tortuoso hablar del abuso y los padres generalmente recurren a la desmentida; tampoco se cuenta con un adulto confiable para resguardar al niño/a.

La labor terapéutica inicial está al servicio de la contención, de establecer un vínculo confiable con el profesional, de aliviar el miedo y la culpa, de esclarecer confusiones; y de armar alguna relación posible con el padre denunciante, en favor del cuidado del menor. Y hay que sumarle la dificultad de tramitar el conflicto emocional en su complejidad.
 

Quedará para un tiempo ‘a posteriori’, el abordaje de esta vivencia deshumanizante en función de la gravedad de lo ocurrido y asi poder analizar qué efectos tuvo sobre esa estructura psíquica la función parental fallida: cómo transcurrió el proceso identificatorio con un padre abusador, cuales fueron las consecuencias de haber  pertenecido a un contexto familiar abandónico, el reconocimiento de los impulsos autoagresivos y en base a ello acceder a la posibilidad de resignificación.

Lo observado en la práctica clínica como derivaciones sintomáticas de las circunstancias de abuso intrafamiliar son: las adicciones, los procesos psicosomáticos, las depresiones recurrentes, las conductas autoagresivas, la promiscuidad y las inclinaciones suicidas.

*Trabajo presentado en la Jornada “Abusos, excesos, violencias y maltratos contra niños: intervenciones en lo Real” –Jornadas de la Fundación San Javier –  2005 http://www.sanjavierfundacion.org.ar/

Publicado en el libro “Abusos, excesos, violencias y maltratos contra niños: intervenciones en lo Real”– Fundación San Javier – Colección Psicoanálisis y Comunidad – 2006. No se han publicado los gráficos para proteger la identidad personal.

Bibliografía

  • ‘Violencia y subjetividad’ – Beatriz Janin; ‘Abuso sexual infantil’ – Ruben M Dimarco en Cuestiones de Infancia – Revista de Psicoanalisis de Niños – Vol 2 –1997 – Argentina
  • ‘Amor y violencia en la constitución del aparato psíquico: el incesto – Isabel Lucioni; ‘Etica y constitución subjetiva – Beatriz Janin en la Revista del IX Congreso Metropolitano de Psicologia: Etica, amor y violencia en la constitución de la subjetividad – Asociación de Psicologos de Bs As – 1997 – Argentina
  • ‘Las técnicas proyectivas y el proceso psicodiagnóstico’ – Tomo I y II – Siquier de Ocampo, Maria L; Garcia Arzeno, Maria E; Grassano de Piccolo, Elsa y colaboradores – Ed Nueva Visión – 1979 – Bs As – Argentina 
  • «Recuerdo, repetición y elaboración» – “Totem y Tabu” – S. Freud  – Obras Completas – Amorrortu Editores –  1997 – Argentina

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