En este texto voy a desarrollar nuevamente el tema de la violencia vincular: en la pareja, en la familia, con los hijos y en contexto sociocultural proclive al maltrato y al desamparo. En esta oportunidad voy a señalar los contenidos teóricos que empleo para la investigación y comprensión de los actos violentos entre los seres queridos y asi poder pensarlos.

También compartiré aportes sobre un tema muy acuciante, que es la FALSA DENUNCIA y sus efectos sobre el denunciado y los menores.

SOBRE LOS CONTENIDOS TEÓRICOS

Cuando nos referimos a “modalidades vinculares” estamos hablando de la constitución de las parejas, familias; grupos de pertenencia. Dichas configuraciones contienen elementos conocidos (conscientes) que se tramitan a través del proceso del pensamiento estableciendo acuerdos según ciertas reglas de comportamiento.

También están impregnados por diversos contenidos inconscientes, cuyos efectos son mudos (en cuanto al desconocimiento) pero efectivos: según las vicisitudes patológicas y la emergencia de angustia, limitan la disponibilidad de energía, del fluyo libidinal. 

Dentro de las ‘vicisitudes patológicas’ se incluyen:

– los fenómenos regresivos; esas conductas que han proporcionado satisfacción en otros tiempos, pero en el momento actual, están desfasadas;

-la memoria ancestral, que da cuenta de las costumbres (y/o sometimiento) relativo a ciertas formas de relación con el semejante y en la constitución de vínculos;

– las circunstancias traumáticas transmitidas generacionalmente (carentes de la conciencia acerca de que portan una historia que no es la propia);

-el trastocamiento (cambio de meta pulsional) de la ternura en hostilidad y maltrato, sin la percepción de dicho fenómeno como extraño; sino que resulta “familiar” por lo cual se naturaliza;

-el fenómeno mental que estimula la erotización del dolor (o el goce masoquista).  Pertenece al universo de lo inconsciente donde ha quedado una huella primordial en el psiquismo, que evoluciona hacia la progresión del maltrato como una forma de amor: es la resultante de una impronta identificatoria (inconsciente también). En el hallazgo del objeto de amor, esa identificación remite a una vivencia familiar (sería como mirarse en un espejo y ver alli, personajes de otro tiempo y vivenciarlos como actuales). Por lo tanto se estructurarán vínculos atravesados por “lo siniestro” (lo ominoso”, que explicaremos más adelante. Atenta contra la integridad en forma muda, hasta que se vuelve intolerable, insoportable y/o trágico.

SOBRE LA DINÁMICA PSÍQUICA

El vínculo familiar que aloja a ese hijo/a (el sujeto incipiente) da cuenta de una estructura de funcionamiento, y de una matriz inconciente, que liga a los integrantes de dicha estructura. Esa familia se despliega con las huellas del vínculo originario de cada integrante; de cada familia de origen y con elementos creativos, propio de los nuevos integrantes.

A cada sujeto emergente del/los vínculos se le plantea un suceder relativo a la identificación. El diccionario de Laplanche señala: “el sujeto asimila una propiedad o un atributo de otro y se transforma sobre el modelo de este” (1).

Ademas se le suma el tránsito a través de las fases evolutivas del desarrollo, y a la circulación por los complejos asociativos.

Los primeros signos y representaciones se inscriben (dejan huella en el psiquismo) y a lo largo de la vida dan cuenta de sus “efectos”. Tanto las vivencias de placer como las de dolor, dejan una huella que implicará una facilitación frente a otras circunstancias vivenciales del mismo tenor.

La tramitación de las necesidades será posible en ese entorno vincular con la participación de los adultos que toman parte activa en la descarga adecuada, posibilitando la experiencia placentera.

La impronta compleja del psiquismo en relación a las experiencias de satisfacción tanto como en aquellas displacenteras/dolorosas dejarán facilitado el fenómeno de trastocamiento cuando las conductas contradictorias han sido una constante. La perplejidad y la duda formarán parte de las conductas a seguir.

Hay muchos desarrollos teóricos acerca de los vínculos familiares y sus devenires. Me parece interesante iniciar desde la conceptualización del sujeto individual hasta la ligadura con el objeto externo.

Por esta razón, tomo la conceptualización de Freud en “Metamorfosis de la pubertad” (2) donde describe el fenómeno del hallazgo del objeto (externo)… dice: “El hallazgo de objeto es propiamente un reencuentro…esa temporalidad podría ser el tiempo de maduración del yo y el establecimiento de la identidad, a partir de la cual el sujeto define su elección objetal y sienta las bases del estilo vincular que vivenciará a lo largo de la vida”

El pasaje al mundo externo puede dar lugar a la creación de una estructura libre y novedosa con contenidos inconscientes a descubrir (en el trabajo analítico, por ejemplo).

O repitiendo modelos de pertenencia que dan cuenta de una identificación con un grupo familiar y un modo de trato que será tanto del modo tierno como del trato hostil (son modelos inconscientes, que se despliegan sin conciencia del sujeto involucrado).

Conviene recordar que el vínculo delimita un espacio mental compartido, con acuerdos y pactos inconscientes que modelan la identidad de esa pareja y constituyen el “zócalo inconciente” (3). La noción de zócalo inconsciente pertenece al campo vincular; es un organizador de las modalidades de intercambio  y contiene representaciones de los objetos parentales y los deseos infantiles de cada partener.

Las huellas primarias compartidas estimulan el deseo, en función de la obtención de vivencias placenteras (en la mayoría de los sujetos). Cuando hablamos de deseos infantiles hay que incluir aquellos que han quedado insatisfechos; las identificaciones edípicas; la inscripción de la diferencia de los sexos y las representaciones socioculturales inherentes a las normas y al estilo de vida.

Cada estructura vincular contiene también las renuncias pulsionales que ha vivenciado cada integrante y el bagaje individual de contenidos traumáticos que forma parte de la historia transgeneracional que cada sujeto porta.

Esa estructura vincular relacional evoluciona en función de la complejidad que adviene: hijos, nivel socioeconómico y cultural; otros. La vida vincular de la pareja implica reciprocidad, simetría, generosidad (en el mejor de los casos). El futuro se va entretejiendo con la anticipación de los proyectos, con las reformulaciones. La temporalidad se modifica según las vivencias: el tiempo de la crianza de los hijos pequeños es diferente del tiempo de la adolescencia y más novedoso aun es cuando queda el “nido vacío” y trae aparejado un reencuentro inevitable de la pareja en el contexto de esta nueva vivencia y sin ‘otros’ de que ocuparse.  

Nuevamente: conviene recordar que las representaciones inconscientes son mudas, se deducen de sus efectos. La posibilidad de la elaboración de esos contenidos, es la que da lugar a la palabra pensada, con acceso a lo simbólico. Convoca sentimientos y vivencias en los que existe afinidad, semejanza.

El conflicto se sitúa en aquellas parejas y/o familias que han incorporado el trato violento junto con el sometimiento de alguno de sus integrantes, como condición amorosa. Esas formas de amor plantean severas dificultades de abordajes de parte del/los terapeutas, ya que dan cuenta de una identidad en la que se ha trastocado el amor en odio, se ha naturalizado y se refuerza con roles fijos en el funcionamiento familiar.

Una vuelta teórica de mayor complejidad, la propuso René Kaës (4) quien describió la noción de PACTO DENEGATIVO para significar lo imposible del vínculo. Puntualiza la particular circunstancia donde predomina un acuerdo inconsciente entre miembros de un grupo (pareja, familia, institución) para negar, desmentir o reprimir ciertos aspectos o experiencias con el fin de mantener la cohesión y la continuidad del vínculo (propio del carácter endogámico de esa estructura vincular).

Se puede entender como una alianza inconciente “defensiva” donde se destaca la complementariedad. Sería como un “más allá del vínculo” y da cuenta de un espacio psíquico con imposibilidad del pensamiento simbólico; de la significación a través de la palabra, y deja facilitada la tendencia al acto; a la conducta impulsiva.

Nuevamente agrego a Freud para desarrollar un contenido úitl para entender a estos sucesos. El fenómeno de “lo siniestro” (Das Unheimlich) citado en 1919 (2). Alli dice: «es un concepto próximo a lo espantable, angustiante, espeluznante…de modo que casi siempre coincide con lo angustiante en general».

Si existiera una ligadura lineal, descriptiva; la evitación y el rechazo constituirían una salida eficaz. Se trata de una circunstancia compleja, que produce efectos tanto en la interioridad de los vínculos como en el narcisismo del sujeto. Tiene relación directa con la prueba de realidad (la realidad material) que se subsume a ese universo imaginario.

Avanzando en el término y su ambivalencia, Freud señala: “esta palabra (Heimlich) no posee un sentido único, sino que pertenece a dos grupos de representaciones que, sin ser precisamente antagónicas, están, sin embargo, bastante alejadas entre sí: se trata de lo que es familiar, confortable, por un lado; y de lo oculto, disimulado, por el otro”. O sea, lo que debería haber quedado oculto, retorna de modo inquietante, extraño (sin que el sujeto tome conciencia que se halla parasitado por esos contenidos contradictorios).

La cita señalada más arriba nos da la posibilidad de investigar en el grupo familiar, cuanto de “espantable, espeluznante…” resultó un elemento familiar, conocido; por eso quedó desestimada la señal; la alerta para tener en cuenta. Esa conducta incognoscible, ajena pero al mismo tiempo conocida, familiar. Generalmente en las familias con predominio de maltrato y violencia, se encuentran antecedentes en la familia que los preceden, de ese trato como una forma de amor.

EL ÁMBITO SOCIOCULTURAL COMO ELEMENTO IDENTIFICATORIO Y DADOR DE PERTENENCIA

Hay muchos acontecimientos epocales que han irrumpido en el devenir vincular tanto en el ámbito nacional como mundial.

La aparición y multiplicidad de las denuncias falsas tanto de ataques violentos como abuso sexual hacia un miembro de la pareja (generalmente hacia la mujer) como hacia los menores.

Al fenómeno mental relativo al trastocamiento lo explico en mi libro “Las Víctimas…” (5): “Ese fenómeno implica un trastorno de la conducta dando cuenta de una transformación de un proceso en otro. Implica operaciones fallidas que han quedado excluídas del pensamiento consciente (deliberado, razonado) e implica una expresión diferente e incluso contraria, a la habitual. Se ha reemplazado el significado original por otro.”

Estas circunstancias traumáticas impregnan al psiquismo de los niños afectados (aunque se pretenda que pasa desapercibido). Son productores de sufrimientos y de frustración, ya que no se encuentra una solución en lo inmediato. Pasan muchos años hasta que se puede elaborar el conflicto. Los niños/as en particular, resultan ser las víctimas más vulnerables e indefensas.

Agrego aquí nuevamente al Diccionario de Psicoanálisis para compartir la definición de Trauma (1): es “un acontecimiento de la vida del sujeto caracterizado por la intensidad que se suma a la incapacidad de responder a él adecuadamente…Los efectos patógenos que provoca en la organización psíquica son duraderos…” 

FALSAS DENUNCIAS vs LA CALUMNIA

La falsa denuncia implica una acusación grave tanto de abandono, maltrato, violencia  como de abuso sexual de uno de los dos padres, hacia los hijos. Generalmente sucede en las parejas en el momento del divorcio. O sea que se suma una pérdida: de la conyugalidad, de la cotidianeidad a un ataque hacia uno de los adultos cuidadores. En ese acto hay una intencionalidad de quien denuncia de apropiarse del menor y hacer desaparecer al padre o la madre. Que hijo/a se desprenda de ese vínculo convirtiéndolo en un trato odioso y cuanto menor edad tienen los hijos, más imaginario es el maltrato y mayor la posibilidad de asimilarse al adulto con el que han quedado. Se ponen en marcha dos fenómenos: la apropiación y la desaparición del padre o madre, aunque estén vivos. Empezó a circular la expresión “niños huérfanos de padres vivos”. Hay un libro que alude claramente a esta problemática, cuyo autor es Mauricio Mizrahi (6) que, según su propia definición surge “cuando un hijo rechaza sin razones justificadas a uno de sus progenitores como consecuencia de acciones de descalificación, abiertas o encubiertas, promovidas por el otro, de mala o buena fe, destinadas precisamente a lograr ese rechazo”. Este autor nos recuerda que la manipulación del hijo por uno de sus padres y la inoculación de un discurso en el menor es una problemática reconocida por el Comité de Derechos del Niño.

Cabe agregar aquí la figura de calumnia, que se refiere a una imputación falsa y se lleva a cabo, con la intencionalidad de ocasionar daño, el quiebre de un vínculo o de una persona individual que recibe ese ataque. Tiene una finalidad consciente:  SUPRIMIR (hacer desaparecer) al calumniado como la persona que es y estimular el odio en los/as hijos/as.

Otro ítem a tener en cuenta es la desaparición del progenitor acusado y su familia. Recae también en los abuelos, los primos; otros. Esas vivencias ocasionan duelos múltiples. En el progenitor adulto, hay ausencia del hijo/a como si se hubiera muerto: pero está vivo, en otro lugar; sin posibilidad de contactarlo/a. En medio de ese dolor profundo se reproducen las escenas felices vividas previamente; se mantienen las pertenencias de su habitación, sus juguetes, libros, las fotos; otros.

Dichas circunstancias que impuestas generan un estado de vulnerabilidad, tanto desde el punto de vista legal como personal, ya que hay un sentimiento de injusticia personal (contra si mismo). 

La falsa denuncia penal de violencia y acoso contiene doble gravedad:

a) el quiebre del vínculo padre/hijos/as. Este tipo de denuncias y el juicio concomitante, ocasionan un daño a la persona afectada por el efecto malicioso (y requiere las pruebas pertinentes que consumen mucho tiempo, y da cuenta de la ausencia vincular);

 b) en los hijos, la imagen paterna como figura amorosa, y dadora de identidad queda definitivamente  trastocada. Se convierte en la persona mala, que daña, que ataca; otros. La identidad de esos niños, devenidos sujetos adultos contiene aspectos dobles, amor y odio que se han incorporado en la cotidianeidad familiar.

En mi libro “Las Violencias…” cito  (7) : «Sobre el hijo/a recae un legado, pero en este caso no nos referimos a los bienes; sino a las aspiraciones, deseos…Los hijos son representados/pensados como productos propios, como la realización del propio deseo. Se trata de una gratificación narcisista, que amplía la experiencia vivencial, y es la mayor puesta a prueba (el ser madre o padre) de ponerse en el lugar del otro, de tratar de entenderlo/a; de tener paciencia y tolerancia”.

Es pertinente recordar que los hijos no son pertenencias ni bienes personales: son personas necesitadas de crianza, cuidados y de los estímulos infaltables para constituirse en sujetos separados, dándole lugar a la realización de sus propios deseos.

La salud mental de los mismos, y de los propios integrantes de la dupla queda severamente alterada cuando uno de los padres se apropia de los hijos, los manipula para obtener beneficios del otro.

Finalizo citando al documental “Borrando a papá” **: “Es necesario tomar debida conciencia de la importancia de los vínculos parento-filiales y de que todos –cada uno en su lugar— debemos realizar el máximo de nuestros esfuerzos para preservar esas relaciones. Es la lucha para que se termine de una vez por todas con los niños huérfanos de padres vivos. Se trata de preservar la salud psíquica y emocional de los menores. Es que el corte de vínculos significa amputar al niño de la mitad de su linaje, afectando su identidad. No hay posibilidad de desarrollo sano alguno de un niño, despreciando, sin justificación, a uno de los progenitores. Para este niño será como rechazar una parte de sí mismo; y por eso estas falencias suelen generar una muy baja autoestima y provocar auto odio…“Es fundamental recuperar el principio de igualdad ante la ley que implica no prejuzgar, no buscar explicaciones para las conductas de las personas según el sexo, porque eso es una violación a elementales reglas de convivencia humana”.

*Autor: Lic. Sonia Cesio Cesio.sonia@gmail.com

**Nota: Documental “Borrando a papá”- Cita del Abogado Juan Carlos Dietze 

https://www.youtube.com/results?search_query=borrando+a+papa+documental+completo

Bibliografía

 (1) “Diccionario de Psicoánalisis” . J. Laplanche – J.B. Pontalis – Ed. Labor – Barcelona/Buenos Aires – 1974 – Argentina

(2) S. Freud. “La metamorfosis de la pubertad”. Punto 5 . Tres Ensayos de Teoría Sexual (1905) – “Lo siniestro”. (1919) – O Completas. Amorrortu Editores –

(3) Berenstein I; Puget J . “Psicoanálisis de la pareja matrimonial”   – Ed Paidos.  Buenos Aires. (1988)

(4) KAËS, R. “El Grupo y el Tema del Grupo”. París, Dunod, 1993

(5) Cesio, Sonia, “Las Víctimas. Niños. Adolescentes. Adultos. Como Víctimas y Victimarios”. FUNCION PATERNA-  Pág. 31 a 39

 (6). Mauricio Mizrahi – “Alienación parental: niños huérfanos de padres vivos” – Ed. Astrea, 2022 –

 (7) Cesio, Sonia, “Las Violencias: De Género/Femicidio, En la Pareja, en la familia. A menores: Abuso Sexual Infantil” – CAPITULO I – Función Paterna – 2018 – Ediciones DyD – Buenos Aires 

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