Resumen

Esta ponencia tiene la intencionalidad de hacer partícipes  a los colegas sobre mi experiencia en La práctica con la terapia online. Trataré sobre el modo de trabajo con el programa Skype y cámara web. Detallaré el contexto de trabajo comprendido por las herramientas específicas: computadora e internet; y la tarea conjunta llevada a cabo a través de internet. Delinearé los fenómenos observables entre analista y paciente recorriendo desde:

a) el pedido de consulta;

b) la evaluación del terapeuta sobre las condiciones de inicio de ese tratamiento;

c) la importancia de dar a conocer la forma de trabajo;

d) el establecimiento de día y hora, ya que incluye la variable de los diferentes usos horarios;

e) los honorarios y forma de pago.  Describiré mis observaciones respecto de quienes demandan este tipo de terapia: su actitud hacia el nuevo dispositivo,  la elección del terapeuta y el momento de la consulta.  

Explicaré la importancia de un encuadre que cumpla con la función de sostén del tratamiento y que permita desplegar el trabajo terapéutico.  Informaré sobre la conveniencia (para el terapeuta) de anticipar ciertas conductas en función de  las crisis de angustia que eventualmente se plantearán  que requieren el contacto con el analista por fuera de los acuerdos preestablecidos. Quien consulta se halla a una importante distancia geográfica, respecto del terapeuta y del consultorio. Contar con herramientas alternativas de comunicación: teléfono de línea o celular;  mensaje privado, otros; facilitará la resolución de dicha emergencia.

Daré a conocer los resultados proporcionados por la frecuencia solicitada (generalmente, una vez por semana) y la modificación observada sobre los desarrollos de angustia. Informaré sobre la utilidad del empleo de  herramientas útiles para el abordaje en este tipo de  dispositivo; que inicialmente implica un encuentro frágil, volátil pero que gradualmente se modifica desde el discurso manifiesto hacia la comprensión del contenido latente.

Material teórico

Mi práctica con este dispositivo, data del año 2002, donde  empecé a suministrar  tratamientos online. La curiosidad y el interés comenzaron antes, a partir de una circunstancia puntual. A principios del año 2000 fui colega/colaboradora en un sitio web español de psicología, en la sección Psicoanálisis. Dictaba cursos de teoría y técnica, junto con las respuestas en los foros habilitados para tal fin. En un principio los interrogantes se referían a los temas dictados, pero rápidamente se deslizaron inquietudes sobre problemáticas personales y angustias varias. Las dudas se planteaban sobre temas puntuales, productores de angustia.

Como mi formación y pensamiento es psicoanalítico, las respuestas dadas aclaraban esa situación problemática pero a su vez, se abrían nuevas dudas, y el deseo de  profundizar las nuevas inquietudes; entonces surgían nuevos interrogantes. Y así sucesivamente: se manifestaban más y más consultas.
Este tipo de demanda con tan peculiar interacción, despertó gran atracción  en mi;  tanto sobre la tarea en sí misma, como también acerca de profundizar sobre tan novedoso dispositivo. Sumé la preocupación respecto de cuál podría ser la técnica más ajustada, que proporcionara alivio a la angustia y también el abordaje a la formación de síntomas. Me interrogué acerca de cómo investigaría el tipo de intercambio que se desplegaba entre el terapeuta y ‘el consultante’ (como se lo denominaba en ese momento). Así, fui creando las condiciones para explayarme en función de cómo establecer el modo especifico relativo a este trabajo.

El sitio progresivamente se fue ampliando, se transformó en un portal de salud con  registro de ISSN Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas (International Standard Serial Number, que permite identificar de manera única a cada publicación periódica).

Finalmente, incluí la sección ASISTENCIA ONLINE (http://www.enigmapsi.com/psiconline.html), para comunicar los hallazgos, las dudas, los debates con otros colegas. Esto dio lugar a diversas publicaciones tanto personales como de otros colegas interesados en el tema, que se hallan disponibles hasta el momento. A medida que se realizaron investigaciones también fui publicándolas.

La terapia online es un dispositivo muy controvertido, aún en el momento actual en que ha crecido mucho la demanda de este tipo de asistencia. Se continúa debatiendo sobre el  tipo de relación que se despliega entre terapeuta y paciente; sobre la veracidad del discurso del paciente; sobre la efectividad en cuánto al fenómeno terapéutico;  si puede realizarse un tratamiento psicoanalítico o no; las similitudes y diferencias con respecto al encuentro presencial; etc.

Sobre los primeros tratamientos a distancia

Las solicitudes de terapia online llegaban a través del email y si se acordaba efectuar un tratamiento, se hacia por esa via. Estaba en plena vigencia el uso del chat; ahora  continúa vigente, aunque perdió interés debido a la irrupción de las redes sociales y la facilidad para hacer múltiples interacciones. Personalmente, nunca sentí afinidad para hacer tratamientos a través del ‘chat’; así que solo he tratado a muy pocos casos.

El email llegaba con la solicitud de la consulta, con  el relato del problema considerado como motivo de sufrimiento y preguntas sobre el camino a seguir. Mi respuesta incluía un breve comentario sobre ‘el motivo de consulta’ planteado, la posibilidad de iniciar un tratamiento y establecía un encuadre. Dicho encuadre abarcaba una cantidad de emails: 3 (tres) con una determinada extensión cada uno y mi respuesta a cada email recibido; la frecuencia entre uno y otro y el costo de ese tratamiento.

La propuesta de hacer ese breve intercambio (3 sesiones iniciales) es algo similar a una prueba, respecto de la experiencia a compartir. Quienes realizan esta experiencia plantean sus experiencias dolorosas junto con la necesidad de otra comprensión de las mismas; de la búsqueda de un nuevo sentido a los problemas padecidos. La solicitud de ayuda/asistencia, se envía sin saber (en la mayoría de los casos) los efectos emocionales qué generará este método terapéutico.

Siempre asistí a solicitantes desconocidos; nunca fue la ‘extensión’ de un tratamiento iniciado presencialmente y que, a causa de algún traslado lejano, apareció como alternativa su continuación con el modo online.

Sobre los resultados obtenidos hasta el momento

Algunas personas que llevaron a cabo estos tratamientos, lo finalizaron (o interrumpieron) sin que nos conociéramos personalmente. Otras, que  eran de nacionalidad argentina y residían en el exterior, volvieron a la Argentina y lo continúan en el consultorio.

Puedo afirmar que en cada caso que asistí advertí la presencia de sufrimiento, de un efectivo  pedido de ayuda (cuando habia otra demanda, no properaba ningun tipo de intercambio). Durante el transcurrir del trabajo conjunto, siempre tuve en cuenta si se distinguía una evolución en el tratamiento. Los detalles considerados: si había cambios en el tipo de discurso;  si las conductas equivalentes al ‘insight’ producían efectivamentivamente una modificación en el estilo de vida; si mis intervenciones  proporcionaban  comprensión y esclarecimiento.

En una ocasión, tomé un caso de una mujer en asistencia online por email, que transcurrió durante cuatro años aproximadamente, en su totalidad. Durante los primeros dos años el trabajo se realizó a distancia por medio del lenguaje escrito (en el email). A partir de un contenido planteado y analizado surgió un fuerte componente transferencial (dificil de tratar de ese modo) y entonces, se continuó en el consultorio presencial; finalmente se llegó a un alta consensuada (fin de tratamiento).

El resto de los casos asistidos (la mayor parte) comprenden una buena parte del trabajo en modo online y posteriormente se continúan el tratamiento psicoanalítico en el consultorio presencial. Quedan excluídas aquellas personas que tienen residencia estable en otro país, donde continuamos  trabajando del mismo modo (online).

Personalmente, en la actualidad,  únicamente brindo asistencia a través de la videoconferencia con cámara web (con programa skype o similar) que es muy semejante al tratamiento presencial. Recordemos que el uso de teleconferencia posibilita que terapeuta y paciente puedan hablarse y mirarse; transmitirse gestualidad; desplegar un modo de discurso (profuso, silencioso, evacuativo, pensante); pueden advertirse los cambios en el relato, en los estados de ánimo, (enojo, aburrimiento, otros). Y el terapeuta tiene la posibilidad de hacer intervenciones al respecto.

Algunas modificaciones realizadas sobre el encuadre

He advertido a lo largo de los años que la solicitud de ayuda es imperiosa; la necesidad de aliviar la angustia sin elegir el método con el que íbamos a trabajar (sin estar advertidos sobre sus efectos), generaba (como sabemos) un movimiento emocional importante y daba lugar (en algunos pacientes) a lo que denominé:

1)   ‘situaciones de emergencia’, referida a la aparición de crisis de angustia de notable intensidad.
Se nos plantea aclarar que digo cuando hablo de ‘crisis’. Empleo de mecanismos defensivos neuróticos, con ‘libido móvil’ como señala Freud en ‘Analisis terminable e interminable’.

Voviendo a la exposición, las motivaciones de esas ‘emergencias/crisis’ son de variada naturaleza:

a) si hemos tratado recuerdos dolorosos olvidados que movilizaron esa carga afectiva y queda un plus residual, que hace efectos posteriormente a la sesión;

b) si están apareciendo sentimientos transferenciales y con ellos la necesidad imperiosa de asegurarse un contacto con el analista, independiente del encuadre pactado (está verdaderamente alli? Es quien dice ser? Me contesta si llamo al celular que me facilitó?, etc.

c) ante la irrupción  de expresiones somáticas que generan inquietud y miedo.

Estos episodios críticos son de corta duración, ya que a través del trabajo analítico y las intervenciones dadas, esclarecen y otorgan el significado a las circunstancias planteadas, cede la necesidad para dar lugar al pensamiento y la elaboración, con otra intensidad afectiva. Tener conductas previstas ante estas eventualidades, seria equivalente a una legalidad:

1 – qué puede pedir el paciente y qué recibirá ante la demanda de determinadas intervenciones ‘extra’.
2 – qué otorgará el analista en caso de necesidad y cómo intervendrá en esas circunstancias.

2) La explicitación sobre los fenómenos que ocurrirán en el transcurso del tratamiento y de que modo abordaré esa nueva producción. Doy a conocer la importancia del análisis de los sueños, de los síntomas, del valor de las ocurrencias; de la importancia de las vivencias infantiles en relación con el conflicto actual. Aclaro que ello constituirá un pasaje de un tipo de relato más ‘sufrido’ a otro más ‘pensado’, y fructífero en cuanto a una comprensión más profunda del/los conflictos. Doy a conocer la importancia de los símbolos en el psiquismo y sobre ellos buscaremos las significaciones no sabidas hasta el momento del inicio de este tratamiento.

3)  Incluyo nuestro accionar frente a accidentes tecnológicos que interrumpen temporalmente el trabajo conjunto. Les doy la posibilidad de ubicarme a través del teléfono celular, del mail y qué hacer si no hay respuesta inmediata, o del uso de mensajes privados (en las redes sociales).

Para los colegas interesados en esta temática y en el empleo de este dispositivo

Se requiere:

a)  tener experiencia previa en asistencia clínica, como para estar advertidos del problema que se planteará con los diversos tipos de consultas, y así derivar a tratamiento presencial en el caso que lo justifique.

b) es importante tener  interés en este tipo de asistencia, ya que la distancia (como dije más arriba) plantea problemas adicionales, que requieren la intervención del analista fuera del contexto pactado.

c) la familiaridad y el gusto por la informática, que a veces nos plantea problemas difíciles de resolver, que se superponen al trabajo con el paciente (son ajenos, pero nos mueven a resolverlo, en lo posible ‘ya’).

También, es favorable disponer de cierta inclinación a acompañar al paciente, particularmente en los inicios del mismo (a psicoanalistas y/o terapeutas rígidos, les conviene abstenerse). Parafraseando a Freud sobre el juego de ajedrez y las aperturas, en ‘Sobre la iniciación del tratamiento…’ (1) es difícil decir que todos los comienzos son similares cuando empleamos este dispositivo. Que la apertura se convierta en un trabajo establecido y sostenido de análisis llevado a cabo por ambos, dependerá del deseo de quien consulta respecto de modificar efectivamente su situación vital; sobre cómo podemos resolver las vicisitudes de la angustia inicial y de la tolerancia a la espera.

Sobre los finales de tratamiento, todavía falta mucho para trabajar, investigar y estudiar.
Al  momento de la consulta, se plantea un episodio actual  traumático (motivador del pedido de consulta) y se advierte una situación de quiebre; causante de dicha solicitud imperiosa de obtener alivio. Se presentan como personas que están atravesando un intenso sufrimiento por las circunstancias históricas vividas, con dolor intenso, lo que resta capacidad al proceso de pensamiento. Progresivamente se instala la transferencia analítica y aparecen otras posibilidades de comprensión de los conflictos.

Respecto del perfil de quien demanda esta praxis

Se podría agrupar a los solicitantes de este modo:

1) quienes han vivido en vínculos familiares, de los que conservan una huella dolorosa en la interacción; junto con aquellos que ya han tenido experiencias terapéuticas presenciales fallidas. En estas circunstancias, hacen un intento de experiencia analítica, a través de ‘otra vía´;

b) quienes usan internet como una herramienta privilegiada (leen, estudian, buscan amigos, pagan cuentas, programan viajes, etc). Entonces, si atraviesan un estado emocional doloroso, recurren a este dispositivo para tramitarlo.

La edad y el sexo de quienes consultan varían en una amplia gama: desde muy jóvenes hasta personas maduras; y de ambos sexos. Todas comparten el acceso a los códigos propios del ciberespacio y  resulta muy efectivo el trabajo terapéutico cuando deciden iniciarlo. Estar familiarizados con los medios tecnológicos actuales y cómo usarlos, es una condición específica. Porque están en condiciones de resolver y/o tolerar  las vicisitudes que plantea el uso de computadoras, internet, programas de teleconferencia, corte de conexión, de sonido, y otros similares; que despiertan mucha ansiedad en el momento que ocurren.

El corte abrupto de la sesión que está transcurriendo generalmente puede solucionarse en el momento, aunque en algunas ocasiones, no es posible. Ello genera nerviosismo y frustración, que puede sumarse a vivencias previas de la misma naturaleza.

El desconocimiento del dispositivo; la falta de empatía con la informática y más aún sentir desconfianza en el mismo, resultan desaconsejables para realizar tratamientos online. La conveniencia de evaluar el perfil personal de quien consulta está dada en función de saber acerca de su ‘analizabilidad’: esa disposición de detenerse a reflexionar con el analista, y volver a pensar de una forma novedosa, sobre sus propias vicisitudes.

De parte del profesional es importante dar a conocer los antecedentes y experiencia profesional; buscar la forma de que el currículum y las referencias mencionadas en el mismo se hallen visibles y accesibles para quien consulta. Este dispositivo no es apto para todas las personas: está contraindicado en quienes reciben medicación psiquiátrica (o que consumen sustancias frente a problemas emocionales); o con tendencia a actuar por impulsos de distinta naturaleza.

Según la teoría psicoanalítica, con: ‘adhesividad de la libido’; defensas primarias y dificultad en el proceso del pensamiento (imposibilidad de hacer el pasaje del contenido manifiesto al latente). En estos casos, conviene indicar que requieran ayuda interdisciplinaria en la zona cercana al lugar geográfico de su residencia.

Especificidad del dispositivo en relación con los fenómenos defensivos

Pueden plantearse situaciones  similares a la interrupcion de la conexión, pero en el contexto de la sesión. El fenómeno al que me refiero es cuando no se puede efectivizar la conexión por: olvido de la clave de acceso; por desconfiguración del programa empleado habitualmente, por confusión de día y hora, etc.

Pensemos que este dispositivo implica al terapeuta está conectado a la videoconferencia y esperando al paciente. Puede enviar mensajes por mail o por celular y no recibe respuesta. Entonces nos planteamos:

1-¿Cuánto tiempo se espera? ¿Cuánto se le dedica de esa hora vacía? Que actitud sería las mas conveniente? Todas preguntas para pensar y debatir.

2 – Cuando el paciente ‘aparece’ y comunica lo ocurrido, cuál es la conducta más favorable al proceso terapéutico: ¿reprogramamos la hora? (como si fuera un problema informático); ¿trabajamos en la sesión siguiente lo ocurrido?.

La interpretación de la defensa,  se hará en relación con las condiciones de comprensión del paciente, respecto del tiempo de tratamiento, del aquí y ahora de ese conflicto; y en función de la relación entre analista y paciente.

Al profesional con formación y abordaje psicoanalítico que decida trabajar a través de este dispositivo, se le plantea un desafío teórico y ético; y al mismo tiempo, un acto creativo. Enlazará la técnica conocida para estimular  la comprensión desde el relato manifiesto para que sea posible el acceso y la comprensión del contenido latente. Trabajamos como lo hacemos habitualmente en nuestra práctica cotidiana, pero conviene tener en cuenta que en este dispositivo la fragilidad, la rapidez, la ansiedad, junto con la necesidad de alivio poseen un alto requerimiento de inmediatez. Son elementos a tener en cuenta en los inicios de tratamiento.

Sobre el modo de trabajo

1- la forma comunicacional: personalmente, como ya expresé, en la actualidad solo trabajo mediante la teleconferencia con programa skype, siendo la forma mayormente solicitada;

2-  la frecuencia (generalmente de una vez por semana) es una frecuencia ‘ajustada’ pero en lo observable produce efectos terapéuticos llamativos;
3- los horarios pueden plantearnos dificultades, ya que tienen que coincidir con las posibilidades del profesional y del paciente, y en muchas ocasiones, hay que ajustarse a diferencia horaria del país donde reside uno y otro;
4 – los honorarios, cuyo pago se solicita que se realice en forma anticipada al inicio del tratamiento y por una cantidad de sesiones.
Particularmente, vuelvo a señalar, propongo empezar por un bloque de tres sesiones ya que este tipo de contacto inicial permite conocer el dispositivo; establecer una relación entre ambas partes de la dupla, en el sentido de ‘elegirse’ y es un compromiso de corta duración. Si se decide continuar, se renueva el contrato.
5- sobre la interrupción de la comunicación, estableciendo cuales conductas se tomarán cuando eso ocurra (como se citó previamente).

Algunos comentarios sobre los honorarios

Respecto del analista, es conveniente tener un marco de referencia sobre el monto de honorarios, que incluya su formación personal, la antigüedad en la profesión, el tipo de  pacientes con el que trabajará, etc. Es algo así como un encuadre personal, referido al dinero que se espera recibir por el trabajo con el/los paciente/s (tanto presenciales como a distancia).

Respecto de la terapia online, existe la fantasía extendida de que es un tratamiento gratuito; al que se accede del mismo modo que a un sitio web, o a una biblioteca, o a la música que habitualmente se escucha o a las películas que se miran.
Sabemos que todo tratamiento tiene un costo, tanto económico como anímico. Conviene aclarar en estos casos, que se necesitará hacer una  ‘inversión económica’ (que se corresponde con una inversión psíquica) aunque el tratamiento se realice por internet. Damos cuenta de la diferencia respecto de otros usos de internet, y de los efectos personales que tendrá la realización del mismo.
Sugiero reclamar el pago previamente. Es como una especie de prueba del compromiso y del deseo de iniciar un tratamiento, y da pautas respecto de la posibilidad de continuarlo.
Conviene disponer de cierta flexibilidad y atención al ‘trato’ con el paciente, respecto del encuadre en los tratamientos a distancia.
Generalmente, la persona a quien asistimos por medio de internet vive a una distancia considerable del analista (y/o en otra nación).
Es conveniente tener presente que cada país tiene su propia legislación ya que hay distintas leyes reguladoras del ejercicio profesional tanto para el médico como para el psicólogo.
Si bien no hay hasta ahora una deontología (Ciencia o tratado de los deberes profesionales ‘a distancia’ -3-) que se aplique para estos casos, otorga una mayor seguridad al terapeuta la anticipación de ciertas conductas frente a casos especiales.

A la forma del tratamiento la harán viable entre ambos: terapeuta y paciente. Realizarán  un trabajo conjunto donde se hará posible la otra comprensión de discurso; posibilitará el conocimiento del material de naturaleza inconsciente; aparecerán fantasías, temores, sueños, ocurrencias. Se pondrá en marcha el ‘trabajo de análisis’.

Sobre el anonimato

Es frecuente que quienes poseen intención verdadera de hacer una terapia, revelen su identidad, dónde viven y con quién; y relaten sus padecimientos. Hay algunos casos donde se solicita tratamiento online con identidad figurada. Cuando se empieza a trabajar, y se indaga sobre la naturaleza de ese secreto, pueden ocurrir dos cosas: que se revele (la identidad y el motivo de esconderla); o que se interrumpa el tratamiento (muy común en estos casos).

Las intervenciones del analista

Al inicio del tratamiento es conveniente comenzar desde los detalles secundarios del discurso y significativos para el paciente, empleando intervenciones del tipo:
a) señalamientos: de contradicciones, de aclaraciones;  indagando sobre la participación de la persona en los sucesos que comunica. Estas son las intervenciones privilegiadas en la terapia online ya que simultáneamente se establecerá un lazo afectivo, una relación a predominio de la confianza. Precede al desarrollo del vínculo entre paciente y terapeuta, y al despliegue transferencial.
b) confrontaciones: de una situación con otra, del relato con la aparición de sentimientos o vivencias llamativas. La intencionalidad es estimular la emergencia de ideas, y asociaciones novedosas (diferentes de las pensadas hasta el momento actual). La interpretación de contenidos (inconscientes) es posible realizarla según el tiempo transcurrido del trabajo conjunto y del momento del tratamiento; cuando hay lugar para las ideas nuevas de esa naturaleza. El riesgo, si momento de la intervención es inadecuado, es que genere resistencias que obstaculicen el avance de la tarea analítica.
c) sobre  la transferencia analítica: Según mi experiencia, los fenómenos observables de modo progresivo son:
1 – un desarrollo de afecto hacia el terapeuta, con la intencionalidad de modificar la desconfianza inicial despertada tanto por el método y como por el profesional (que es conocido/desconocido). Generalmente hay un avance  desde la confianza al ‘lazo afectivo’, junto con la consideración de la sesión como un lugar beneficioso para tratar sus síntomas.
Sigue la emergencia de sentimientos de naturaleza tierna (de buen pronóstico), a la que le siguen los fenómenos relativos a la transferencia analítica (que serán analizables según el caso).
Cuando estemos frente a la aparición de sentimientos hostiles, se plantea un abordaje  dificultoso, especialmente si el paciente es proclive a interrumpir el tratamiento (lo que sería equivalente a huir frente a situaciones difíciles).
Si ese malestar se desplaza hacia situaciones enojosas de otra naturaleza (problemas con el pago, desacuerdos con lo señado por terapeuta, etc); con las intervenciones adecuadas por parte del analista, se le otorgará la acertada  significación al conflicto, y se mudará a sentimientos cariñosos.
La intensidad de la transferencia en el marco de la terapia online (segú mi experiencia) no llega a producir la parálisis del análisis en curso (por ej, la interrupción de las asociaciones;  o poner el interés en la persona del terapeuta; o ‘la libido…se interna por el camino de la regresión y reanima imagos infantiles’ (2)), probablemente ocasionada por la especificidad del dispositivo.
Cuando la transferencia alcanza la magnitud de transformarse en una resistencia significativa pueden pasar dos cosas;
a) que se interrumpa el trabajo conjunto; o
b) que se requiera un cambio en el dispositivo: del modo a distancia se hace el pasaje al  consultorio presencial.

Notas

(1)- Cita del texto  “La iniciación al tratamiento”  (1913) S. Freud – Pag 125 – T XII – Amorrortu Ed –
(2) -Cita del texto “Dinámica de la Transferencia” (1912) – S Freud – Pag 100 – T XII – Amorrortu Ed –
(3) – Diccionario de la Real Academia Española

Bibliografía

  • Balaguer Prestes, Roberto – «La voz del Psicoanálisis frente a las Nuevas Tecnologías»
  • “Cuentos infantiles y videojuegos. semejanzas y diferencias de dos objetos representantes de dos subjetividades”
  • “Internet: un nuevo espacio psicosocial” Ed. Trilce – Uruguay (1987)
  • “La pantalla. Lugar de encuentro, juego y educación en el siglo XXI” Ed. Frontera – Uruguay (2005)
  • Cesio, Sonia –  “La terapia online: indicaciones, contraindicaciones” (2012)
  • Investigación realizada sobre el dispositivo de la terapia online (2008)
  • ¿Es posible la psicología online? Controversia» (2005)
  • “Seminario sobre técnica psicoanalítica” – (2002)
  • Colicchio,  Elizabeth  -“Los adolescentes y la tecnología” – Tesis de Grado – Carrera de Psicología – UCA (Universidad  Universidad Católica Argentina) – 2003
  • Etchegoyen,  Ricardo Horacio – » Los fundamentos de la técnica psicoanalítica “ (1992)  en  » Tercera parte: de la interpretación y otros instrumentos»  – Ed Amorrortu –  Buenos Aires- Argentina
  • Garma, Angel –  «El psicoanálisis: teoría, clínica y técnica» –  (1971) en  » Tercera parte: Técnica” (Cap. XIII) –  Biblioteca de Psicologia – Ed Paidos – Buenos Aires – Argentina
  • Freud, Sigmund –  “Estudios sobre la Histeria” (1895);  “El método psicoanalítico de Freud” 1903/4;  “Consejos al médico en el tratamiento psicoanalítico” (1912); “Dinámica de la Transferencia” (1912) “La iniciación al tratamiento” (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis) (1913);  “Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica (1918)”;  “Análisis terminable e interminable” (1937) “Esquema de Psicoanálisis” (1938). Todos estos textos en Obras Completas – Amorrortu Editores – Buenos Aires/Madrid – 1995 –

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